Tortugas Marinas

Las tortugas marinas se engloban en la superfamilia Chelonioidea, compuesta de dos familias que incluyen a las siete especies vivas que existen hoy día.

Crecen a lo largo de toda su vida, y pueden vivir entre 150 y 200 años. Desde apenas 50g que pesan al nacer pueden alcanzar pesos de más de 120kg. En el caso de la tortuga laúd puede llegar a pesar 700kg y medir hasta 170cm.

Vuelven a la playa donde nacieron a poner sus huevos de nuevo, y en cada puesta pueden poner más de 100 huevos, que entierran en la arena. Las tortugas recién nacidas deben salir a superficie y llegar al mar, donde son completamente independientes. Este trayecto es uno de los más vulnerables y no todas lo consiguen. Muy pocas llegan a juvenil, o estadíos adultos para seguir el ciclo.

Su alimentación es variada. Algunas comen coral, ricos en calcio; otras se alimentan de la vegetación acuática, como pueden ser algas; aunque algunas son carnívoras comiendo medusas, pulpos o pequeños invertebrados. Gracias a su pico córneo pueden romper los corales, más duros que el cemento; y no se ven afectadas por las toxinas de las medusas. Además cuentan con unas papilas largas y puntiagudas en el interior de la boca que hace que las presas blandas no escapen de su boca.

Las bolsas de plástico son confundidas por las tortugas por medusas, comiéndoselas, con el peligro que esto implica.

Han sido cazadas por el ser humano hasta llevarlas a un estado en vías de extinción. De ellas se comían los huevos, y su carne, y se aprovechaba su piel y su caparazón para distintos fines. Dada su vulnerabilidad fuera del agua cuando iban a poner los huevos, era en ese momento cuando eran cazadas. Si ya de por sí, la probabilidad de una tortuga recién nacida de llegar a adulta era un 0,001%, esto empeoró con su caza. Hoy día, sus lugares de puesta son protegidos y sus playas de desove se conservan como parques nacionales o reservas protegidas.