Estudios recientes de hongos psilocibios han demostrado que los efectos que producen son contrarios a lo que se creía. Los hongos psilocibios, también llamados hongos alucinógenos, son hongos que contienen sustancias psicoactivas como la psilocibina, la psilocina y la baeocistina.
Desde tiempos remotos la comunidad científica ha considerado que estas sustancias estupefacientes permiten al cerebro tener un aumento de la actividad cerebral, sin embargo, científicos del Imperial College de Londres han realizado un estudio donde se demuestra que disminuyen el torrente sanguíneo cerebral (este estudio se puede encontrar en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS).
Dicho estudio se llevó a cabo con 15 personas sanas a las que se les inyectaba una primera dosis con un placebo y seguidamente una segunda dosis con psilocibina (principio activo de muchos hongos alucinógenos como Psilocybe, Hypholoma, Agrocybe, Mycena …). Todo ello, monitorizado con un escáner de imágenes en resonancia.
Según los investigadores, el efecto de estas setas es semejante al del LSD, variando en función de la dosis ingerida, el contexto en el que se tome y las características de la persona. Por otra parte, síntomas como sensaciones corporales extrañas y la alteración del espacio-tiempo de la persona son pautas constantes en los individuos contaminados.
La psilocibina es un alcaloide que activa los receptores de serotonina, de forma que hace que se produzcan esos comportamientos psicodélicos. Debido a las regulaciones a las que está sujeta el estudio con drogas ilegales, los mecanismos neuronales están poco estudiados.
Centrándonos en el uso de estos hongos, actualmente se ha puesto de moda su uso de forma recreativa, sin tener en cuenta que sus efectos pueden ser mortales. Según aporta el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad en España, el 6,2% de los hombres y el 2,5% de las mujeres, comprendidos entre 16 y 65 años, consumen esta droga; asimismo la encuesta ESTUDES2010 muestra que el 1,6% de los jóvenes de entre 14 y 18 años la consumen, aunque las cifras de consumo de estas drogas son muy escurridizas ya que existe controversia entre autores acerca de la dependencia que generan.
La psilocibina es considerada como una droga de baja peligrosidad dentro de las drogas emergentes, debido a que su consumo no daña el cerebro, pero no por ello se debe dejar de tener en cuenta su toxicidad. El principal riesgo de consumirla es que puede adelantar la aparición de enfermedades psicóticas.
Cómo varía la sangre en el cerebro con la droga, mostrado por el escáner. (Atribución de la imagen del escáner a PNAS)
Cabe destacar que el autor de este estudio (David Nutt) consideró el éxtasis y el LSD como menos peligrosos que el alcohol, declaración que le costó su puesto de jefe del Consejo Asesor sobre Abuso de Drogas de Inglaterra.
Por tanto, no podemos determinar la potencia del alucinógeno por completo, ya que parece que sobre el nivel de psilocibina que acumula la seta en su cuerpo fructífero podrían actuar factores como la defensa frente a herbívoros, entre otros. Habría que tener en cuenta la especie, el tipo de cultivo, la preparación y otras muchas variables; a la vez que también se debe tener en cuenta la impredecible respuesta del cerebro, al menos de momento.