Nació en Viena en 1878 en el seno de una familia judía, la tercera de ocho hermanos. Su padre Philipp Meitner era abogado de profesión e inculcó a sus hijos a continuar con sus estudios. La educación a finales del siglo XIX estaba restringida hasta los 14 años y las mujeres en Austria estaban excluidas legalmente de las universidades. En 1897, el gobierno austríaco había consentido el acceso de mujeres a la universidad con la licenciatura de ciencias y letras. En 1901, Lise Meitner fue una de las cuatro jóvenes que aprobaron el examen de admisión a la universidad.
Durante 1905, en sus prácticas de la universidad, explicó un experimento realizado por Lor Rayleigh que el británico no conseguía entender, y predijo otros fenómenos. Animada por Ludwig Boltzmann y rodeada de un ambiente científico, Lise consiguió obtener el Doctorado en Física en 1906 por la ampliación de este trabajo, siendo la segunda mujer en conseguir un doctorado en física en la Universidad de Viena.
El verano de 1906 fue el momento de evaluar su futuro. El haberse doctorado no le garantizaba un porvenir mejor. Como la segunda mujer que había obtenido un doctorado en física por la Universidad, sabía que no había ninguna perspectiva para una mujer de trabajar como científica. En Austria aún no había el puesto de asistente, la primera posición en el escalafón académico; no existían colegios para mujeres como los de América con posiciones para unas pocas mujeres científicas, ni había grandes probabilidades de trabajar en la industria, solo se les permitía trabajar en labores domésticas, a pesar de que las mujeres ya se les había autorizado estudiar en las universidades.
Una posible oportunidad fue trabajar en el laboratorio de Marie Curie, pero su solicitud fue rechazada por falta de plazas disponibles. Lise no se tomó demasiado bien la negativa y creyó que se debía a que Marie Curie no quería a alguien que pudiese competir en talento con su hija Irène. Así que siguió los consejos de su padre y obtuvo las credenciales necesarias para ganarse la vida. Se inscribió para dar clases en una escuela de niñas, pero la docencia no satisfizo su vocación.
En Viena, su futuro parecía no tener otra opción que la enseñanza. Así que, con el conocimiento y valor que le habían dado las investigaciones anteriores que había completado de manera independiente, decidió proseguir su carrera en Berlín y continuar con sus estudios de radioactividad. En Berlín pidió permiso a Max Planck para asistir a sus clases, quien sostenía que las mujeres no debían acceder a la universidad; sin embargo, consideraba oportuno permitírselo a aquellas que tuvieran un talento extraordinario, Max reconoció el talento de Lise. Se le autorizó trabajar en un laboratorio a pesar de que no aceptaban mujeres, y allí la mandaron a trabajar en el sótano donde conoció a Otto Hahn, quien fue su compañero de investigación por 30 años.
En 1908 Otto y Lise publicaron varios trabajos sobre el actinio. El trabajo en pareja era muy productivo, la complementariedad de conocimientos hacía posible la preparación de muestras, medición e interpretación, pero su trabajo no era remunerado. En 1912, Otto recibe el puesto de científico asociado y, un año más tarde, Planck nombra a Lise como primer ayudante de científico en Prusia, obteniendo así su primer sueldo, uno muy por debajo del de Otto.
En Dahlem, un suburbio de Berlín, se creó el Instituto de Química Kaiser Wilhelm donde la nombraron “física invitada” e iniciaron la búsqueda de un elemento radiactivo de vida media-larga, que creían predecesor del actinio. Por desgracia, el trabajo se vio interrumpido con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, Otto Hahn tuvo que ir al frente y Lise ejerció como enfermera de rayos X en un hospital de la frontera austriaca.
Fue profesora en la Universidad de Berlín hasta 1933. Con la llegada del régimen nazi, pese a su origen judío, Lise no fue repudiada gracias a su nacionalidad austriaca, pero se le retiró el título y el permiso de enseñar en la universidad. Solo pudo permanecer en el Instituto Kaiser porque este no era una institución pública. Algunos amigos como Niels Bohr le ofrecieron trabajo y refugio fuera de Alemania, pero Lise siguió trabajando en su laboratorio hasta que la situación fue insostenible, la echaron del Instituto y tras la invasión de Austria, Lise se vio obligada a huir sin pasaporte, con unos pocos vestidos en la maleta y con solo unas monedas.
Se instaló de manera precaria en Suecia en el Instituto de Manne Siegbahn en Estocolmo, donde se topó con muchos obstáculos para realizar sus investigaciones. Tenía el sueldo más bajo del instituto, no se le permitía tener estudiantes (de hecho, a los estudiantes se sugería no hablar con ella) y con muy pocos recursos que le dieron, logró construir un nuevo laboratorio experimental.
En 1939, Lise y su sobrino Otto Frisch Strassmann fueron los primeros en publicar los resultados de algunos experimentos. Siendo los primeros en introducir el término “fisión nuclear”, es decir, la ruptura de un átomo pesado en otros menos pesados y más estables, así como la transformación de masa en energía, de acuerdo a la ley descubierta por Einstein. El artículo fue publicado en la revista Nature despertando todas las alarmas de científicos a nivel mundial.
El descubrimiento de la fisión nuclear allanó de manera extraordinaria el camino para lograr de forma práctica la liberación de la energía atómica. Este descubrimiento sirvió de base para que posteriormente se construyera la bomba atómica. En 1942 se le ofreció participar en un grupo internacional de investigación, a pesar de que le hubiera supuesto una oportunidad para trasladarse a los Estados Unidos y trabajar mano a mano con grandes personalidades, no aceptó. Dejó sus razones bien claras y no quiso tener nada que ver con una bomba. A pesar de ser la única en negarse en trabajar se la consideró “la madre de la bomba atómica” el cual nunca fue de su agrado, ya que consideraba el uso pacífico de la energía atómica.
A finales de 1944, a Otto Hahn se le concede el Premio Nobel de química por sus descubrimientos, pero sobre todo por su descubrimiento de la fisión de los núcleos pesados, hecho que sorprendió a todos ya que en 1939 habrían sido nominado los dos juntos, ahora solo se le concedía a él. En 1946, Lise viajó a Estados Unidos a ver su familia fue recibida con todos los honores por sus estudios y descubrimientos. Era toda una estrella y como tal le propusieron participar en una película sobre su vida, ella no aceptó por “no tener sentido nada de lo que ahí se contaba”. Fue nombrada la mujer del año, el premio se lo entregó el presidente Harry Truman. Meitner, a pesar de no recibir el premio Nobel, obtuvo 46 nominaciones en comparación con las 39 nominaciones recibidas por Otto. Recibió cinco doctorados honoris causa y varias condecoraciones.
- La Medalla de oro Max Plank, en 1949.
- El Premio Otto Hahn de Física y Química, en 1955.
- El Premio Enrico Fermi, en 1966.
- En 1997, la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada acordó dar el nombre de “Meitnerio” al elemento químico número 109.
- El cráter lunar Meitner, cráter de Venus Meitner y el asteroide 6999 Meitner fueron nombrados en su honor.
Meitner se naturalizó ciudadana sueca y en 1960 se trasladó a vivir al Reino Unido. Falleció el 27 de octubre de 1968 en Cambridge a los 90 años. Su sobrino Otto Frisch, escribió en su lápida “Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad”.
Referencias bibliográficas:
- Laura Morrón. La alumna Lise Meitner. Mujeres con ciencia.
- Maia García. Lise Meitner, la científica que descubrió la fisión nuclear. Mujeres con ciencia. Vidas científicas.
- Marta Macho Stadler. El nombre del elemento 109, en honor a Lise Meitner.