La hidrosfera es la capa de agua que rodea la Tierra, y fue donde se originó la vida. El agua circula de forma continua por todo el planeta en sus tres estados, completando una serie de procesos que denominamos ciclo del agua o ciclo hidrológico.
En la Tierra podemos observar que el agua se encuentra en casi tres cuartas partes de la superficie. Su distribución es desigual y la mayoría (97%) es agua salada que forma mares y océanos, mientras que la cantidad restante (3%), se encuentra distribuida en la atmósfera y sobre los continentes (ríos, lagos, aguas subterráneas, etc.), generalmente en forma de agua dulce.
En nuestra infografía “La importancia del agua” os explicamos qué es químicamente el agua, qué son los puentes de hidrógeno, por qué el hielo flota y cuál es la relevancia del agua.
Origen de la hidrosfera
El origen de esta molécula tan importante tuvo lugar hace millones de años, cuando aún no existían organismos. La Tierra se encontraba como una masa rocosa a altísima temperatura que provocó que muchas sustancias se volatilizasen a un estado gaseoso y empezasen a formar una atmósfera primitiva. A medida que la Tierra se enfrió y se solidificó, algunas sustancias – como el vapor de agua – se condensaron, provocando las primeras lluvias (que no serían ni parecidas a las que tenemos en la actualidad). De esta manera la Tierra empezó a acumular agua en su superficie originando la hidrosfera.
Funciones e importancia de la hidrosfera
1. Ayuda a regular la temperatura de la Tierra gracias a la capacidad amortiguadora del agua
El agua se calienta y se enfría mucho más lento que el aire, lo que puedes comprobar si vas a una piscina que ha estado recibiendo luz y calor del Sol y te metes cuando empieza a refrescar en la noche. De esta manera, cuando te encuentras fuera de la piscina hace frío, pero si te metes en el agua estará tibia. Esto ocurre a gran escala en las playas, el agua acumula calor en el día y, al caer la noche, se va liberando ese calor consiguiendo que las zonas cercanas al agua no tengan cambios muy bruscos de temperatura.
2. Es fundamental para la vida de todos los seres vivos, pues incluso sin vivir literalmente en un medio acuático, todos los organismos necesitan agua para realizar sus funciones vitales.
Incluso los cactus en el desierto tienen sistemas para almacenar el poco agua que cae, además de especializaciones como las espinas para evitar perderlo por transpiración.
3. Moldea y transforma los ambientes gracias a la erosión.
Por ejemplo, los acantilados y la arena en las playas son (en parte) el resultado del continuo impacto del agua sobre las rocas. En zonas frías el agua penetra dentro de pequeñas grietas que puedan tener las rocas y, cuando se congela, el volumen del agua crece rompiendo la roca mediante un proceso denominado gelifracción. Puedes comprobar esta presión rellenando una botella de agua hasta arriba, cerrándola y poniéndola en el congelador. Pocas horas después la botella habrá explotado o se habrá hinchado, y esto se debe a que el agua se ha “expandido” al cambiar al estado sólido.
4. Al ser el hielo menos denso que el agua líquida, flota.
Gracias a esto, los casquetes polares pueden actuar como un ecosistema para animales y plantas.
5. Es el seno donde se dan numerosas reacciones químicas que de otra forma serían imposibles.
Debido a que el agua es considerado el disolvente universal, muchas moléculas se disocian, permitiéndoles interaccionar con otras.
Agua salada
El agua salada es la que se encuentra en la hidrosfera en mayor proporción. Lo más destacable, y el origen de su nombre, se encuentra en su salinidad. La salinidades la concentración total de los sustancias disueltas presentes en el agua, dentro del cual destacamos el cloruro sódico (la sal común con la que cocinamos), aunque existen muchas otras sales como las de magnesio, potasio o calcio. La salinidad media de los océanos se sitúa entre 35 y 40 gramos por litro de agua.
Agua continental o dulce
El agua dulce es la parte de la hidrosfera que podemos encontrarnos en los continentes, y suele tener mucha menos cantidad de sales disueltas en ella que el agua salada. De hecho, dentro de este grupo se encuentra el agua que nosotros podemos beber, aunque sigue una serie de procesos extras desde que la tomamos de los ríos o lagos hasta su potabilización.
En nuestro artículo “¿Por qué no deberías beber agua del mar?” te explicamos por qué si el agua del mar está en una proporción tan grande, no la aprovechamos para calmar nuestra sed.
Se puede encontrar tanto en estado líquido (ríos, lagos, aguas subterráneas, etc.) y en estado sólido pues, aunque lo encontremos en agua salada formando los casquetes polares, el agua salada al empezar a congelarse se “separa” de las sales porque tiene un punto de congelación más alto. Asumamos que el agua dulce se congela a los 0ºC mientras que el agua salada a los -2ºC, en el segundo hay moléculas de agua que no están interaccionando con sales, por lo que esas empezarán a agruparse y a congelarse antes que las que están interaccionando, formando una capa de hielo muy baja en sales. Esto potencia el efecto de la densidad, el agua salada justamente por poseer sales es más densa que el agua dulce, lo que provoca que el hielo se mantenga flotando.
En resumen:
- La hidrosfera ocupa casi tres cuartas partes de la superficie de la Tierra y el 97% es agua salada.
- El planeta Tierra no es el único con agua, se ha detectado posible agua líquida y/o sólida en otros planetas del Sistema Solar como Marte o Venus.
- La hidrosfera realiza funciones como la regulación de la temperatura, permite que ocurran reacciones químicas vitales para los seres vivos y moldea el terreno por erosión.
- El agua al congelarse posee menos salinidad que en estado líquido, lo que la hace menos densa y le permite flotar sobre el agua líquida.
- La mayor parte del agua dulce de la hidrosfera se encuentra congelada en los glaciares.