Jane´s Addiction es una banda de rock alternativo que se formó allá por el año 1.985 en Los Ángeles. Tanta influencia tiene la banda de Perry Farrell y Dave Navarro, que cuando en 1.991 rompieron, su gira de despedida dio lugar a la creación por parte del propio Farrell al festival Lollapalooza, sirviendo asimismo este evento como escaparate y trampolín de lanzamiento a otras muchas bandas que cultivaban el rock alternativo. Tanta importancia tiene la banda y el festival, que en sí mismas encapsulan la cultura joven que hoy día conocemos como “Generación X”. Como digo en el título de este breve, Jane´s Addiction son una fuerza imparable, tanto musical como comercial. Hasta tal punto, que Los Simpsons se acuerdan de ellos y le rinden homenaje (a su bizarra manera) en uno de sus memorables episodios.
Como bien saben los lectores de Drosophila, vengo desarrollando desde hace unas semanas un serial de breves donde doy relevancia a canciones, álbumes o portadas de discos que tienen una fuerte influencia científica. No puedo mentirles, esta es la verdadera razón por la que traigo a este santo templo de la divulgación científica a una banda como Jane´s Addiction, que pasa a engrosar la lista de “bandas inspiradas por la ciencia”. De hecho, de no ser por esto, el director del proyecto, un ser malvado que nos trata igual que si fuésemos troll de las cavernas, el director tildaría la música que escucho de irreverente, de baja calidad y con más ruido que armonía. Para él, de gustos más elevados, toda la música se puede resumir en el aria “Nessum Dorma” de Turandot.
En 2.011, después de muchas idas y venidas, separaciones y reagrupaciones, los californianos decidieron reunirse para grabar un nuevo trabajo discográfico, el 5º de su carrera discográfica y que lleva por título “The Great Escape Artist”. En dicho disco, a mi juicio, el más flojo de cuantos han sacado hasta la fecha, la banda busca recontextualizarse y adaptarse a nuevas modas (todo un error a mi modesta forma de entender). Sin embargo, este álbum guarda en su 4º corte una canción que nos viene muy bien para nuestro propósito conciliador entre música y ciencia. No es más que la canción titulada “Irresistible Force (Met the Immovable Object)”.
Los seguidores de las peripecias de la Patrulla X siempre habrán fantaseado (como hacía yo de pequeño, aunque ignorando la explicación científica subyacente) con ver qué pasaría si Jaggernaut, conocido como “la fuerza imparable”, se enfrentase cuerpo a cuerpo a La Mole, descrito por Jack Kirby en los primeros números de X-Men como “un objeto inamovible”. Sobre esto mismo, aunque de una forma más prosaica y menos fantasiosa nos habla la canción de Jane´s Addiction. Nos acerca a la popularmente conocida como “paradoja de la fuerza irresistible”.
Esta paradoja formula la siguiente pregunta: “¿Qué pasaría si una fuerza imparable chocara contra un objeto inamovible?”. Para responder a esta pregunta, cual Charles Xavier he tenido que reunirme de lo mejor de lo mejor en disciplinas como Filosofía, Semántica y Física. A este respecto, debo darles las gracias a Antonio Torres por sus pacientes charlas conmigo acerca de lo divino y lo humano, sobre Metafísica y Empirismo, Hermenéutica, Exégesis y Propedéutica Filosófica. En materia Semántica, no tuve más que recurrir a mi pareja o compañera (odio pronunciar el término novia), la cual cursó estudios de Filología Hispánica y a la que le debo mucho, sobre todo por aguantar mis vacuas reflexiones. A pesar de todo ello, ella siempre mantiene el interés en lo que le digo. Finalmente, para instruirme en una materia que tampoco domino como es la Física, pedí consulta a mi gran amigo y reciente doctor, Juan Arcenegui. Con este equipo y sus conocimientos, ya estaba listo y dispuesto para poder dar una visión holística de la paradoja de la fuerza irresistible.
En primer lugar, acudí en busca de respuestas a mi buen amigo Antonio Torres para que me explicase desde un punto de vista lógico cómo puede entenderse qué pasaría si una fuerza imparable chocase contra un objeto inamovible. Antonio me dijo que la lógica postula que si existiese una cosa tal como una fuerza imparable, entonces su antítesis, un objeto inamovible, no podría existir. En definitiva, sería imposible la existencia de estos dos objetos al mismo tiempo y en un mismo universo. María, mi pareja, no hizo más que ahondar en mi confusión (prefiero llamarla así para no hacerme mala sangre, aunque el término correcto sería estulticia) y me expuso si existiese una cosa tal como una fuerza imparable, entonces hablar de un objeto inamovible sería un completo sinsentido. ¡Carajo! ¡La respuesta de mi compañera también está cargada de filosofía! Es más, me dijo que tal paradoja vendría a ser una tontería de dimensiones catedralicias como aseverar que existe un triángulo de cinco lados o que la resolución de la suma de 1+1 = 3. Necesitaba que alguien me sacara de este embrollo, y quién mejor que mi amigo de infancia, Juan.
Entre cervezas y mientras esperábamos para ver Civil War, la última adaptación cinematográfica de los cómics de Marvel, acertó a decirme lo siguiente: “según se deduce de la ciencia moderna, no hay, y de hecho no puede haber, por definición, fuerzas imparables ni objetos inamovibles”. Así de tajante se mostró conmigo, para pasados unos segundos explicarme el motivo de semejante aseveración: “un objeto inamovible tendría que tener una inercia (propiedad que tiene un cuerpo de permanecer en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme cuando no hay fuerzas que actúan sobre él) infinita y por consiguiente, una masa infinita. Si tal objeto existiese, se derrumbaría bajo su propia gravedad y crearía una singularidad. Por su parte, la definición de fuerza imparable implicaría una energía infinita, lo que según la ecuación de Einstein (E = m · c2), implicaría también que el objeto en cuestión tendría una masa infinita”. Tras ver mi confusión, acertó a decirme una frase reveladora “un proyectil que no pueda ser absorbido y un muro que no puede ser derribado son un mismo tipo de objeto, uno con inercia infinita, por lo que la aproximación resolutiva más “sencilla” (como sinónimo de comprensible para los no experimentados en esta materia), es decir simplemente que el objeto continuará existiendo, puesto que por definición, una fuerza imparable es un objeto inamovible”.
Pobre de mi, ingenuo y loco. Yo que pensaba, como en Superman All-Star, que la respuesta más coherente a esta paradoja de la fuerza irresistible era que ambos objetos ceden… Y ahora resulta que una fuerza imparable, desde el punto de vista de la ciencia moderna, es por definición además, un objeto inamovible. Lo que da lugar a mi siguiente pregunta, ¿cómo pudo Hulk pegarse con La Mole y acabar moviendo al gigantón circense obra de Stan Lee y Jack Kirby? ¡Juan, espera! ¡Necesito que me expliques esto!