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Konrad Lorenz: Padre de la etología

Konrad Lorenz: Padre de la etología

Konrad Lorenz con sus gansos.

Konrad Lorenz con sus gansos.

¿Qué es la etología? La palabra tiene su raíz en el griego, y se compone de  ‘ethos’ y ‘lógos’, que significan costumbre y tratado, respectivamente. En la bibliografía encontramos muchas definiciones por diferentes autores: William Homan Thorpe (ornitólogo inglés, 1902-1986) definió la etología como “la interpretación del comportamiento animal mediante sus expresiones corporales”, o bien como “la anatomía comparativa de las expresiones corporales”. En 1951, Nikolaas Tinbergen (biólogo y ornitólogo holandés, 1907-1988)  ofreció una definición más sencilla y amplia de la etología: “el estudio objetivo del comportamiento”. Konrad Zacharias Lorenz (científico austriaco, 1903-1989) definió la etología como el estudio comparativo del comportamiento”. Un concepto fundamental de la etología es el de los patrones fijos de conducta, planteados por Konrad Lorenz y su maestro Oskar Heinroth. Se trata de respuestas instintivas y preprogramadas que se producen en respuesta a estímulos ambientales específicos. Fue Lorenz quien contó con un mayor reconocimiento mundial en el campo de la zoología y la etología, y fue considerado el ‘padre de la etología’ porque su figura marcó un antes y un después en el conocimiento del mundo animal.

Konrad Lorenz con sus gansos.

Konrad Lorenz con sus gansos.

En palabras de su coetáneo Tinbergen: Lorenz ha estudiado a los animales mucho más por ellos mismos que como simples sujetos adecuados para realizar experiencias en medio de las condiciones excesivamente controladas de laboratorio. Restableció la observación de los complejos detalles como una parte válida, respetable y altamente refinada del procedimiento científico. En dicho proceso descubrió muchos principios hasta entonces ignorados, y abrió muchas líneas de investigación totalmente nuevas, o muy desatendidas. Pero sobre todo, ha enseñado a muchos científicos a contemplar el comportamiento desde el punto de vista de un biólogo, haciéndoles notar que el comportamiento de cada especie forma parte de su dotación para la supervivencia y la reproducción. El comportamiento es producto de la evolución por selección natural, como lo son la estructura del ojo o el funcionamiento del aparato digestivo”.

Konrad Lorenz con sus gansos.

Konrad Lorenz con sus gansos.

Aún así, sería injusto no mencionar a otros precursores de ésta rama de la ciencia, que tuvo sus orígenes, entre muchos otros, en el libro de Charles Darwin (1809-1882) ‘The Expression of the Emotions in Man and Animals’ publicado en 1812; y los trabajos de Charles O. Whitman (zoólogo, 1842-1910), Oskar Heinroth (profesor y tutor de Lorenz, 1871-1945), Wallace Craig (psicólogo, 1876–1954), y Julian Huxley (biólogo, profesor y amigo de Lorenz, 1887-1975). Pero ¿por qué se le otorga el honor a Konrad Lorenz de ser padre de la etología?

Konrad Lorenz con sus gansos.

Konrad Lorenz con sus gansos.

Konrad Zacharias Lorenz nació en 1903 en Altenberg, un pueblecito de 30.000 habitantes cercano a Viena (Austria actualmente, Imperio Austro-Húngaro por entonces). Falleció en Altenburg (Alemania), en 1989. Su sed de conocimiento, su curiosidad y su interés por las pautas de comportamiento animal le surgieron desde su más tierna infancia, ya que su hogar se encontraba en una zona boscosa, rodeada de naturaleza y aves, muchas aves. Después de estudiar en la Universidad de Columbia en Nueva York y de doctorarse en Medicina (1928) y Zoología (1933), trabajó como ayudante en el Instituto de Zoología de la Universidad de Viena hasta 1940, fecha en que aceptó la cátedra de psicología de la Universidad Albertus (Königsberg, Alemania) ofrecida por el Tercer Reich. Un año antes (1939), Lorenz y Tinbergen, fundaron la famosa Escuela Etológica del Comportamiento Animal. Fue llamado a filas en 1941 como médico del ejército Nazi, y capturado por el ejército soviético y trasladado a un campo de prisioneros, donde permaneció hasta 1948, año en que regresó a la residencia familiar en Altenberg y reanudó sus estudios sobre el comportamiento animal, comenzados en 1930. En 1950, el Instituto Max Planck le confió la instalación de un departamento dedicado a investigaciones sobre el comportamiento animal y la fisiología de la conducta, en Buldern, y allí trabajó en estrecha colaboración con Erich Von Holst (fisiólogo alemán del comportamiento, 1908-1962) y Gustav Kramer (zoólogo y ornitólogo alemán, 1910-1959) hasta su jubilación en 1973.

Su objetivo de investigación y su foco principal se centraba en estudiar los procesos de aprendizajes de las aves, especialmente de las aves que abandonan tempranamente el nido o “aves nidífugas”, tales como los gansos silvestres (Anser anser L.) o los grajos o grajillas (Corvus monedula L.). También dedicó libros a otras muchas especies de aves, mamíferos, e incluso al ser humano. Su innovadora metodología de trabajo basada en el contacto directo con su objeto de estudiohizo posible el conocimiento y la comprensión de muchos patrones de conducta animal.

Principales libros de Konrad. Imagen obtenida de google.

Principales libros de Konrad. Imagen obtenida de google.

Tras años observando las aves se dio cuenta de que existe una fase del desarrollo de las aves que es crítica: en el reconocimiento inicial de los polluelos por sus padres, hay una serie de estímulos visuales o auditivos necesarios para ese proceso, que a partir de entonces se conocería como impronta, y que tiene connotaciones adaptativas que aumentan la supervivencia del individuo. Este proceso instintivo no se da en todas las especies de aves, como pudo observar Lorenz, aunque en las que sí se da, da igual que estos padres sean adoptivos o no, e incluso da igual que sean de otras especies. El propio Lorenz demostró que la impronta puede darse entre aves y humanos, como le pasó a él mismo y su conocida familia de gansos que le seguían a todas partes. Cuando Lorenz se montaba en la barca del estanque de su casa, y cogía los remos, los gansos se ponían nerviosos y rápidamente se colocaban en formación detrás de la barca. Si aceleraba remando, los gansos se estresaban y aceleraban también; y si alguno se perdía en el camino, graznaba buscando a “su madre”. Y fue este vínculo instintivo el que le hizo famoso en el mundo científico, a parte de sus posteriores trabajos de los que hablaremos a continuación.

Su producción científica fue abuntante. Tan sólo en Google Scholar muestra un h-index de 85 (más de 50.000 veces citado), debido a sus más de 20 libros en múltiples idiomas y sus numerosos artículos científicos. Las obras mejor acogidas son 3: ‘El anillo del Rey Salomón’ (1949), ‘Cuando el hombre encontró al perro’ (1950) y ‘Sobre la agresión’ (1966).

Entrada de las tropas alemanas en Austria. 13 de marzo de 1938. Bundesarchiv, Bild 137-049271 / CC-BY-SA 3.0.

Entrada de las tropas alemanas en Austria. 13 de marzo de 1938. Bundesarchiv, Bild 137-049271 / CC-BY-SA 3.0.

A modo de pinceladas podemos destacar varios conceptos generales de estas tres obras: Usó términos antropomórficos, aplicables a emociones y motivaciones humanas, para describir pautas de comportamiento animal. Defendió que los perros tienen una capacidad innata para reconocer a las crías de su especie o de otras especies, y una fuerte inhibición para no dañarles. Además estableció una serie de orígenes del perro muy controvertidos en la comunidad científica, relacionándolos con el lobo y el chacal, por su comportamiento gregario, por su instinto y su aspecto morfológico. En su libro más relevante, ‘Sobre la agresión’, Lorenz analizó las raíces animales del instinto agresivo del ser humano. En esta obra señaló que los machos están programados para luchar por los recursos naturales, y que este comportamiento forma parte de la selección natural. Negó categóricamente que la agresión fuera un comportamiento inverso al amor, asumiendo que es un comportamiento más, necesario en la comunicación animal. Además demostró que el mismo comportamiento agresivo, puede evolucionar hacia rituales de apareamiento en otras especies cercanas. Todas estas investigaciones supusieron un gran adelanto en el conocimiento del comportamiento animal y de las pautas de adaptación y supervivencia de la especie. 

WHERE HITLER DREAMS AND PLANS. Otto D. Tolischus. The New York Times Magazines. May 30, 1937, Section M, Page 85. La imagen de Hitler con la pequeña Rosa Bernile Nienau fue tomada por el fotógrafo de la propaganda Nazi Heinrich Hoffmann, y se distribuyó a periódicos de todo el mundo en 1933.

WHERE HITLER DREAMS AND PLANS. Otto D. Tolischus. The New York Times Magazines. May 30, 1937, Section M, Page 85. La imagen de Hitler con la pequeña Rosa Bernile Nienau fue tomada por el fotógrafo de la propaganda Nazi Heinrich Hoffmann, y se distribuyó a periódicos de todo el mundo en 1933.

Respecto al pasado de Lorenz y el ejército Nazi, cabe destacar el contexto, sin profundizar demasiado en aspectos históricos, para que entendamos los motivos por los cuales tantos científicos Austriacos aceptaron cargos en la Universidad o aceptasen parte de las ideas Nazis. La entrada de los alemanes en 1938 en Austria, conocida como ‘Anschluss’, fue bastante pacífica, con bastante aceptación por parte de los austriacos que recibieron a los ejércitos de Hitler con los brazos abiertos, deseando que Austria formara parte del gran imperio Alemán, lo cual pensaban mejoraría su situación económica. El gobierno en funciones desertó, y dejó lugar para que gobernasen los Nazis. Por otro lado, la maquinaria propagandística del régimen de Hitler, basándose en engaños y manipulaciones, realizó grandes esfuerzos para suavizar las facetas más ásperas del extremista antisemita y agitador de masas.

Trataron de suavizarlo, mostrando su lado más humano y animalista, y más tarde cambiaron ligeramente de estrategia mostrando a un Hitler más estadista y diplomático, y esto se hizo a través de la prensa escrita, la radio y el cine. Pero este engaño no se quedó solo en Alemania. En 1937 y 1939 The New York Times Magazine publicaba sendos artículos en los que retrataba el retiro a la montaña de vacaciones, y el hogar del Führer, ensalzando su vida doméstica saludable, su amor por los niños y animales, su hospitalidad y su pasión por los dulces.  En 1938 la revista Homes and Gardens publicó un artículo titulado “La casa de montaña de Hitler”. Hubo más revistas que se interesaron por la figura de Hitler: Life, Vogue, y muchas más, blanqueando su fascismo casi sin querer. Mientras los Nazis bombardeaban ciudades europeas y los judíos eran conducidos a campos de concentración, en un arrebato de desfachatez C. Brooks Peters escribió un artículo en The New York Times Magazine donde desde la equidistancia mostraba un Hitler que paseaba con sus perros por la montaña, a la vez que discutía aspectos sobre la guerra. Este mensaje caló hondo durante años en gran parte de la sociedad, y hasta que no se reveló el enorme monstruo que había detrás, muchos no llegaron a abrir sus ojos. Sea como fuere, este fantasma perseguiría a Lorenz durante toda su vida, siendo incluso rechazado de algunos programas de investigación por su pasado Nazi.

En el año 1973, Konrad Lorenz fue laureado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por todo su trabajo científico y de investigación, y sobre todo por sus descubrimientos sobre la organización y las respuestas del comportamiento instintivo, tanto desde el punto de vista individual como social. Este premio fue compartido con otros dos grandes investigadores etólogos: Karl von Frisch y Nikolaas Tinbergen. En esa gala pronunció unas palabras, pidiendo disculpas por su publicación de 1940, rechazando absolutamente el nazismo y buscando la redención frente a la comunidad científica y la sociedad en general: “Muchos científicos muy decentes esperaban, como yo por un corto tiempo, el bien del nacionalsocialismo, y muchos rápidamente se apartaron de él con el mismo horror que yo.”. Ese mismo año se jubiló a sus 70 años, y se retiró del Instituto Max-Planck de Fisiología del Comportamiento (Seewiesen, a 30 kilómetros de Munich, Alemania), y además publicó una obra autobiográfica donde daba luz a esta oscura época de su vida. Según sus propias palabras: “Estaba asustado, como todavía lo estoy, por la idea de que procesos genéticos análogos de deterioro puedan estar desarrollándose como producto de la humanidad civilizada. Movido por este miedo, hice algo muy poco aconsejable poco después de que los alemanes habían invadido Austria: escribí sobre los peligros de la domesticación y, para que me entendieran, redacté mis escritos con la peor terminología nazi posible (1940). No quiero quitarle peso a esta acción. De hecho, creía que algo bueno podría venir de los nuevos gobernantes. El régimen católico Austriaco de mente estrecha precedente indujo, a mejores y más inteligentes hombres que yo, a apreciar esta ingenua esperanza. Prácticamente todos mis amigos y maestros lo hicieron, incluido mi propio padre, que ciertamente era un hombre amable y humano. Ninguno de nosotros sospechaba que la palabra “selección”, utilizada por estos gobernantes, significaba asesinato. Lamento esos escritos, no tanto por el innegable descrédito que reflejan en mi persona, como por su efecto de obstaculizar el reconocimiento futuro de los peligros de la domesticación humana”.

En ese anhelo por cambiar y mejorar su entorno, se afilió al Partido Verde de Austria, y los siguientes años hasta su fallecimiento en 1989, luchó por defender las causas justas ambientales en su país. Afirmaba que la belleza de la naturaleza y la belleza del entorno cultural creado por el ser humano son aspectos necesarios para mantener la salud del alma y del espíritu del ser humano. Quizás, finalmente, se dio cuenta de que el deterioro de los procesos genéticos en las poblaciones humanas no se debían a aspectos raciales, sino por las mismas consecuencias provocadas por los adelantos de dicha humanidad: contaminación, polución, globalización, pérdida de biodiversidad, cambio climático, etc.

Sin duda Konrad Lorenz, padre de la etología, nos dejó un gran legado que perdurará en el tiempo y que supone un punto de referencia no sólo para todos aquellos investigadores que se adentran en el mundo del estudio del comportamiento animal, sino también para el mundo académico en general, debido a su innovación, su rigor científico, y su genialidad.


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Autor Juan de Dios Franco Navarro

Biólogo científico doctorando en IRNAS-CSIC, padre de dos preciosas niñas, y mecenas de #LaCafetera, #HiddenNature, #Astrobitacora y #NoviembreNocturno


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