El término de diversidad biocultural (aunque también podrán encontrarlo con el prefijo bio- cambiado de lugar: biodiversidad cultural) se define como aquella diversidad que no sólo se limita a la vegetal y animal de un lugar, sino que incluye también un elemento importante: el ser humano. Aunque somos animales, casi siempre, cometemos el error de no incluirnos en este estudio.
El ser humano es un elemento transformador fuerte en el paisaje: su conocimiento de los ecosistemas; sus prácticas sobre las plantas, animales y suelo; y los procesos de selección y cultivo, influyen en esta diversidad. Es decir, la unión entre ese conocimiento y la naturaleza existe, y por lo tanto, una visión global de estas relaciones puede resultar en un conocimiento más profundo. Este conocimiento no sólo queda ahí, sino que el uso que le damos a los animales y plantas, son en sí mismos una fuente de conocimiento que raramente queda escrita en libros o registros, sino que se va transmitiendo de generaciones en generaciones o mediante el conocimiento popular de unas personas a otras, ya sea, por ejemplo, el momento de recolectar un planta o el modo de usarla para tratar alguna enfermedad.
La etnobotánica es una rama de la etnobiología. La primera, se limita al estudio de las interacciones de las especies vegetales con las culturas humanas. Evidentemente, la segunda, estudia este aspecto a un nivel superior, incluyendo cualquier especie animal o vegetal y su relación con el ser humano. Esta rama, se encarga de que estos conocimientos no se pierdan, queden registrados y documentados, para poder validarlos o entenderlos, teniendo en cuenta que aunque son fruto de conocimientos con una fuente profundamente práctica y que han sido corregidos o cambiados a lo largo del tiempo, no quedan por ello como algo demostrado y veraz, ya que la etnobotánica también se encarga de aplicar el rigor científico a estos registros y anotar su uso correcto o erróneo.
En la actualidad en España encontramos un incremento en la realización de estudios etnobotánicos cuyo fin es el de conocer la diversidad de usos vegetales. Y sus resultados, comparados con el número total de especies de la flora conocida, arrojan que aproximadamente un 30% de especies tienen uso o son de utilidad para el ser humano con algún fin. Este porcentaje puede variar de unas zonas a otras, definiendo así el índice de etnobotanicidad.
Pero, ¿cuáles son las categorías en las que se divide la etnobotánica ibérica? Aquí te mostramos los principales.
- Alimentación humana: Desde licores, infusiones, refrescos a condimentos, conservantes, aromáticas, colorantes, frutos secos…
- Alimentación del ganado y animales domésticos: Aquí tenemos forrajes, piensos, ensilados. Aunque no se engloban aquellas que el ganado come directamente. Y aquellas plantas que producen néctar o miel y que impliquen manejo humano.
- Medicinales, veterinarias y tóxicas: Plantas con cualquier uso y propiedad medicinal o tóxica para el hombre y sus ganados, utilizadas tanto en medicina tradicional y herboristería como en la industria farmacéutica, así como las empleadas en la preparación de cualquier tipo de medicamentos (excipientes, tinturas, jarabes, etc.). Se incluyen también las fumatorias y repelentes de animales (insecticidas, raticidas).
- Industriales y artesanales: Perfumeras, cosméticas, textiles, tintóreas, maderables, cestería, juguetería, instrumentos musicales, aperos y herramientas, resinosas, leñas y combustibles, carboneo, lejías, etc.
- Ornamentales: Plantas utilizadas en jardinería, flor cortada, arreglos florales, flor seca, etc.
- Folclore: Plantas ceremoniales, ritos religiosos, fiestas, magia, hechicería, etc.
- De manejo agrosilvopastoral: Aquellas que se emplean en el manejo de ecosistemas ocupados y explotados por el hombre, utilizadas por ejemplo como setos, abonos, antierosivas, etc. Se incluyen también las malezas de los cultivos que son objeto de conocimiento, control y manejo por el hombre. También todas las que organizan el paisaje y la propiedad (lindes) y las que se utilizan en construcción rural (sombrajos, cañizos, cercas, emparrados, etc.).
- Otros usos diversos: Como vehículos, embalajes, extracción urbana, deportes, etc.
Debemos entender que una especie vegetal puede tener varios usos, estar en varias categorías y cumplir diferentes propósitos o tener una importancia diferente según el lugar o la persona desde la que sea documentada. Pero no debemos menospreciar este conocimiento, siempre y cuando entendamos que no todo es correcto, y que aunque siendo fruto de la práctica y el mejoramiento en el tiempo, puede ser erróneo o no tener fundamento científico. Aunque es un conocimiento rico en información que no podemos perder con el paso del tiempo y las generaciones, y que nos ayudará a entender de una forma completa nuestra relación con el ecosistema.