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Preguntas HN: ¿Tienen las mujeres una costilla más que los hombres?

Preguntas HN: ¿Tienen las mujeres una costilla más que los hombres?

El Génesis 2:21 nos dice que “entonces Jehová hizo caer en un sueño profundo a Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. De la costilla que Jehová tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. Más allá del mito creacionista que afirma que a partir de una costilla se puede recrear un cuerpo humano completo, la Biblia no establece que la cirugía a la que sometió el omnisciente Jehová a su “opera prima” le provocase una merma ósea. ¿Entonces? ¿Tienen hombres y mujeres diferente número de costillas en su estructura ósea? Definitivamente no, aunque hay una salvedad, que es la excepción que confirma la regla.

Anatomía de una caja torácica normotípica humana.

Anatomía de una caja torácica normotípica humana.

Como decía, hombres y mujeres comparten en su anatomía 12 pares de costillas, que se disponen de la siguiente manera: 7 pares de costillas “verdaderas” o esternales, 3 pares de costillas “falsas” o asternales y 2 pares de costillas flotantes. Todas ellas tienen en común su forma de arco; 2 caras (externa e interna); 2 bordes (superior e inferior) y 2 extremos (anterior y posterior). Todas, sin excepción. Salvo anomalía. Y digo bien, salvo anomalía.

¿De dónde viene entonces la expresión “la costilla de Eva”? ¿Existe “esa costilla de Eva” como tal? Pues sí. Se denomina “costilla de Eva” a una costilla supernumeraria que se origina en la séptima vértebra cervical, situándose por tanto por encima de la primera costilla esternal. De hecho, esta costilla también es nombrada como costilla cervical o costilla del cuello, la cual es el resultado de una anomalía congénita presente en 1 de cada 500 personas (un 0,2% de la población mundial), siendo más común en el sexo femenino que en el masculino (a razón de un ratio de 2,5:1). Asimismo, los casos en los que el individuo presenta no una, sino dos costillas cervicales, son muy pocos.

Reconstrucción mediante técnicas de tecnología 3D de una costilla cervical izquierda.

Reconstrucción mediante técnicas de tecnología 3D de una costilla cervical izquierda.

Aunque parezca extraño, no es algo exclusivo de la especie humana. Los reptiles poseen costillas cervicales como estructura anatómica común y no patológica. Es más, algunos saurópodos poseían costillas cervicales excepcionalmente largas (de hasta 4 metros de longitud), como Mamenchisaurus hochuanensis. Se puede apreciar como, en los mamíferos, la evolución “aún no ha eliminado” (la evolución no pone ni quita como tal, es una fuerza que selecciona) por completo las costillas cervicales, puesto que las partes ventrales de los procesos transversos (apófisis transversa) de las vértebras cervicales, son reminiscencia de aquellas, las cuales, a la postre, acabaron fusionándose. De esta forma, las vértebras cervicales, que se ubican en el cuello, muestran procesos transversos implantados a cada lado del cuerpo, tal y como aparece detallado en la imagen, presentando asimismo un canal en su cara superior, y en su base, un agujero denominado foramen transverso por el que discurren los vasos vertebrales.

Processus Transversus Vertebrae. Imagen de una vértebra cervical donde aparece señalada arriba a la derecha la apófisis transversa, vestigio entre los mamíferos de las costillas cervicales. Modificado a partir de Anatomía de Gray

Processus Transversus Vertebrae. Imagen de una vértebra cervical donde aparece señalada arriba a la derecha la apófisis transversa, vestigio entre los mamíferos de las costillas cervicales. Modificado a partir de Anatomía de Gray

La puesta en escena de la mujer a partir de una costilla masculina no es más que la forma en que el Génesis (cuya traducción significa paradójicamente origen o creación) pretende explicar el gonocorismo en la especie humana, es decir, la existencia de individuos diferenciados en la producción de gametos. La alegoría de la costilla, sin embargo, ha resultado tener tan buena acogida entre el cristianismo, que ha acabado perpetuando una idea que no tiene respaldo científico, anatómico, ni clínico, puesto que todos los humanos, hombres y mujeres, poseemos 12 pares de costillas como parte de nuestro armazón óseo, con excepción de quienes muestran la costilla cervical anteriormente reseñada.

Pluralitas non est ponenda sine necessitate”, o usando unas palabras más simples que las de Guillermo de Ockham, “cuando dos o más explicaciones se ofrecen para un fenómeno, la explicación completa más simple es preferible; es decir, no deben multiplicarse las entidades sin necesidad”.


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Autor Eduardo Bazo Coronilla

Licenciado en Biología. Fue colaborador del grupo de investigación PLACCA (Plantas Acuáticas, Cambio Climático y Aerobiología) en el Dpto. de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Farmacia (Sevilla). Micófilo


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