La historia de la estructura del universo y la formación de los planetas es muy larga, como hemos podido ver en los puntos anteriores. La Tierra es mucho más joven que el origen del universo. Según los registros, las primeras formas de vida parecen datar de hace casi 4 mil millones de años, pero, ¿qué características tenía que tener la Tierra para ser un planeta habitable?
En los orígenes de la Tierra, no había nada, era una gran extensión de tierra a alta temperatura con actividad volcánica. Para que esta ardiente tierra se enfriase se necesitaron millones de años, permitiendo que muchas partículas, como el agua, adoptasen estados líquidos. Las primeras formas de vida empezaron a desarrollarse en el seno de este nuevo líquido, donde encontraron la manera de sobrevivir utilizando la energía del Sol o bien la energía térmica de la Tierra.
La aparición de los seres vivos también supuso un gran cambio, ya que gracias a las funciones vitales que realizaban para subsistir, la atmósfera recibió diferentes gases, cambiando su composición hasta la que tenemos en la actualidad.
Características de la Tierra
La Tierra tiene características que podríamos considerar “indispensables” para hacerla el planeta que hoy conocemos, pues dichas características son las que permiten que los seres vivos sean capaces de subsistir y realizar sus funciones vitales. Se pueden resumir en:
1. Distancia a Sol
Nuestro planeta es el es el tercer planeta del Sistema Solar más cercano al Sol, a una distancia variable a lo largo del año – como explicamos con el movimiento de traslación -, pero suficiente para que la radiación solar mantenga la temperatura media de la Tierra sobre los 15ºC; ayudado por el resto de los factores que vienen a continuación.
2. Presencia de atmósfera
Aparte de ser en esta capa (en la parte más elevada) donde se desintegran muchos meteoritos antes de llegar hasta nosotros, en esta capa se acumulan los gases fundamentales para la vida por muchas razones; entre ellas, hacer un “efecto invernadero” para que la temperatura no se vea totalmente reflejada.
Nitrógeno
El nitrógeno (que encontramos en casi un 80%) es fundamental para el desarrollo de las plantas y permite la producción de muchos compuestos, como las proteínas.
Oxígeno
El oxígeno (presente en más de un 20%) cumple una doble función, por un lado oxigena nuestros tejidos y participa en procesos del metabolismo vitales, y, por otro, ayuda a formar la capa de ozono (que es otra molécula de oxígeno) para protegernos de los rayos solares dañinos (UVA y UVB).
Otros gases
Hay muchos más gases menor proporción como el vapor de agua o el dióxido de carbono, también fundamentales para completar determinados ciclos de nutrientes, como el Ciclo del Agua o el Ciclo del Carbono.
3. Presencia de agua en sus tres estados
Como consecuencia de los puntos anteriores encontramos agua sus tres estados, cuya implicación veremos más adelante con la Hidrósfera. Una distancia más cercana al Sol podría convertirnos en un planeta tan árido como Mercurio, y, más lejano podría alejarnos tanto que seríamos un planeta helado.
La presencia de grandes extensiones de agua, como mares y océanos, ayudan a mantener la temperatura de la Tierra más constante. El agua tarda más en calentarse que la tierra, y lo mismo pasa al enfriarse; de esta forma el agua actúa reteniendo parte del calor y liberándolo en las noches. Por esta razón las zonas costeras suelen tener un clima más suave que el continental.
Este punto es fundamental, pues todos los seres vivos necesitan agua y están compuestos mayormente de ella. Por ejemplo, un hombre adulto es un 60% agua, mientras que un bebé puede llegar a ser ¡casi un 80%!
4. Riqueza de elementos químicos básicos
La Tierra además es rica en diferentes nutrientes en la superficie terrestre y en el resto de sus capas (la Geosfera), elementos químicos de alta relevancia orgánicos e inorgánicos.
5. Un tamaño (y masa) adecuado
La gravedad depende en gran medida de la masa del objeto, en este caso la Tierra. Si nuestro planeta fuera más pequeño y tuviera menos masa, la atmósfera no se vería atraída de la misma manera; mientras que si fuera más grande y masivo, la gravedad podría limitar la presencia de vida por la presión que supondría.
6. Un campo magnético protector
El Sol está constantemente liberando viento solar, que son unas partículas cargadas con núcleos de átomos de hidrógeno. Cuando este viento entra en contacto con nuestra Tierra, las partículas se ven desviadas por nuestro campo magnético, evitando que afecten a nuestra atmósfera y la dañen.
Estas son las características fundamentales que hacen de la Tierra un planeta habitable, ya que todos los seres vivos, a los que denominamos globalmente como Biosfera, se ven influidos por cualquier variación que ocurra en estas características. Todos ellos interaccionan, en mayor o menor medida, con las diferentes capas que le rodean en su ecosistema, influyendo y siendo influidos por las mismas.