Muchos de nosotros tenemos animales domésticos hoy en día, formando así parte de nuestras familias. Sin embargo, el proceso de domesticación entre ser humano y animales potencialmente domesticables fue largo, difícil y arriesgado.
Después de la ultima Era Glacial, que tuvo lugar en el Pleistoceno (110000 – 9600 a.C.), el hombre descubrió las ventajas para su supervivencia que suponía tener un pequeño grupo de animales en su entorno. Los primeros que entraron a formar parte de ese grupo fueron los lobos, luego ovejas y cerdos -principalmente en Asia-, caballos, camellos, búfalos de agua y gatos -en África-. El estilo de vida basado en la caza y la recolección que lo seres humanos tenían antes de la ultima glaciación era precario, siendo probablemente la razón por la que el hombre estableció con el tiempo una relación solida con ellos: la domesticación.
¿Qué es la domesticación?
Definimos la domesticación como un proceso a través del cual un animal o una planta modifican sus caracteres para la convivencia y uso del ser humano. Un animal doméstico es aquel que ha sido modificado de generación en generación a través de una selección, que nace y crece en cautiverio, alimentado siempre (o una gran parte de las veces)1 por el hombre. Esa selección es realizada por el hombre, que convierte el animal en algo útil para sí mismo y su supervivencia.
Se trata de un proceso dividido en dos fases. Primero, los seres humanos seleccionan los animales para la domesticación según sus necesidades (carne, leche, piel, etc.) y estos reaccionan consecuentemente a la presión selectiva adaptándose a las nuevas condiciones impuestas por el humano. Esa adaptación, que no tiene nada que ver con la selección natural – ¿Qué es la selección natural? -, es entendida como mejoramiento artificial de la especie en general y un aumento de su fitness. Algunas especies han ido reduciendo su tamaño progresivamente, como es el caso de los bueyes, ovejas y cerdos; otras producen más leche, como algunas razas de vacas (la raza Frisona mantiene el récord en ese sentido) y en otras se ha reducido de manera significativa el desarrollo de los órganos sensoriales, ya que no tienen más que escapar de los predadores.
El ejemplo más evidente acerca de las diferencias entre animales domésticos y sus progenitores silvestres es el caso de los lobos y los perros – ¿La sociabilidad canina tiene su origen en los genes?-. Imaginemos que se pusiera a un pequinés a lado de un lobo, si no lo supieran ya, ¿quien podría decir que el primero es un descendiente del segundo? A través de un proceso de selección artificial, debido a motivaciones prácticas y estéticas, el perro es el animal más diversificado del planeta, ¡existiendo alrededor de 400 razas caninas en sólo 200 años!
¿Por qué algunos animales son domesticables y otros no?
Según Jared Diamond, biólogo y profesor de geografía y fisiología de la Universidad de la California, en su libro “Armas, Gérmenes y Acero”, la relación entre ser humano y animales está regida por el principio de Anna Karenina, podríamos comparar dicha relación con una boda: basta con que falte un aspecto y no funciona. El profesor Diamond afirma que hay 6 características de los animales que garantizan el éxito de la domesticación:
- Costumbres alimentarias: Si pensamos en los animales domésticos que nos proporcionan carne para nuestra alimentación, nos daríamos cuenta que ninguno de ellos es carnívoro, salvo unas pocas excepciones. La principal razón es que criar un animal carnívoro resulta menos rentable que criar un animal herbívoro. Supongamos que criamos una vaca que pesa 500 kilos y un animal carnívoro del mismo peso, la vaca necesitará comer alrededor de 23 kilos de ensilado2 cada día, es decir, más de 5 toneladas de ensilado/año; mientras que el carnívoro necesitará la misma cantidad de comida proveniente en animales herbívoros. Haciendo una serie de cálculos se concluye que necesitaríamos de 10-15 vacas/año para criar un animal carnívoro; cada una de ellas consumiría más que 5 toneladas de ensilado durante el mismo periodo y, en la práctica eso significaría suministrar al carnívoro alrededor de 60 toneladas de ensilado cada año. Sin duda alguna, poco conveniente.
- Tasa de crecimiento: Tanto si el animal nos proporciona carne, leche o piel, lo importante es que crezca a corto plazo para lograr cierta continuidad y rapidez para producir estos recursos.
- Capacidad de reproducción en cautiverio: Generalmente al hombre no le gusta ser observado mientras se aparea y eso pasa también en otras especies animales. Hay especies en las que el ritual de cortejo es largo y elaborado, y en ocasiones esa ceremonia no puede llevarse a cabo en un espacio reducido o que coincida con el lugar donde obtiene su alimento. Este es el caso de la vicuña, una especie muy parecida al alpaca, siendo un ejemplo del fracaso en el intento, por parte del ser humano, de domesticación.
- “Carácter” base del animal, entendido como la actitud que muestra hacia el hombre antes de ser domesticado: Un carácter irascible dificulta la domesticación y algunos herbívoros tienen tendencias mordaces. El caballo (Equus ferus) y el burro (Equus africanus) son animales domesticados y del cruce entre los dos se originan dos tipos de híbridos estériles3 también domésticos, el mulo y el burdégano. En total, existen 7-8 especies de équidos (todos del género Equus) con caracteres diferentes estrechamente emparentadas entre ellas, no obstante las cebras africanas y el onagro son muy peligrosos a pesar de su aspecto inocuo.
- Tendencia al pánico: Algunas especies animales mantienen un estado de alerta constante y ante cualquier amenaza están listos para escapar, entre estas especies podemos encontrar al antílope y a los cérvidos. Es muy complicado poner en cautiverio a un animal que esté listo para escapar ante el menor ruido o, en caso de que ya esté en cautiverio, ¡que muera de pánico!
- Estructura social: Casi todas las especies domesticas tienen en común 3 características que facilitan el proceso de domesticación: viven en manadas, tienen una estructura social jerarquizada y no son rígidamente territoriales. El hombre puede incorporarse en esa estructura como miembro dominante. Eso, por ejemplo, pasa entre el ser humano y el perro, pero no entre el primero y el gato. De echo el gato no reconoce un líder de la manada simplemente porque es un animal solitario – ¿Cuándo se domesticaron los gatos?-. Y aunque el gato no se “ajusta a nuestros deseos” como instintivamente hace el perro, junto al hurón son los dos animales no sociales que han sido domesticados por el hombre.
Los 6 factores antes mencionados están a la base del éxito para la domesticación de cualquier animal por parte del hombre. Además nos proporcionan una explicación eficaz sobre como algunos animales han sido domesticados a lo largo de los milenios y otros no. La ausencia de tan sólo uno de ellos dificultaría mucho esa relación de mutua dependencia.
Referencias utilizadas:
- In the company of animals: A study of human-animal relationship. J. Serpell -1996- Cambridge University Press
- Jared Diamond, Armas, gérmenes y acero, Debate Editorial, abril de 2006. ISBN 84-8306-667-X
Notas[+]
↑1 | No significa que dependan directamente del mismo para alimentarse, los animales aunque sean domesticados conservan sus capacidades para cazar o buscar alimento, aunque a veces se vea parcialmente mermado |
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↑2 | Alimento para el ganado obtenido de forrajes húmedos, conservados en silos. |
↑3 | Y por ello no considerados como especies diferentes. |